domingo, 23 de octubre de 2011

Recuerdo que era una chica muy ilusa, poco sexi, cuerpo normal, pero muy inteligente, que siempre era la abanderada, todo diez, pero, ¿A qué chico le interesa eso hoy en día? Se fijan en lo físico, y no se dan cuanta, que así como a él le gusta la chica “cuerpo perfecto” a mil chicos más les va a gustar. Pero ¿la chica que no es perfecta? ¿Quién la mira? Por suerte, existen algunas personas que se molestan en conocer primero a las personas antes de juzgarlas, y se dan cuenta que es igual, o a veces, más maravillosa que la típica chica “cuerpo perfecto”…
            Eso me ocurrió hace algunos años, cuando tenía 19, e iba a ingresar a la universidad, era mi primer día de clases, estaba un poco nerviosa y perdida ya que no conocía mucho el lugar, debía encontrarme con mi amiga, porque nos anotamos en la misma universidad para poder estar juntas como desde primer grado. Llevaba esperándola unos 15 minutos, aunque ella sabe cuánto detesto esperar, siempre llega tarde, parece que lo hace apropósito, pero no, es así siempre llega tarde a todos lados. A lo lejos escucho:
-¡Emma, Emma!... Perdón, me quede dormida, Lo siento mucho, sabes que no es apropósito.
-Dale Juliet, entremos rápido, o llegaremos tarde, la próxima pone la alarma unos minutos antes porque sabes que detesto tanto esperar.
-Bueno, perdón, te prometo que no lo hago más- Lo dijo con un poco de tristeza en su rostro-.
Nos paramos en frente al portón de la universidad, junto a muchísimos estudiantes mas, estaba repleto, estaba demasiado nerviosa ya que era algo nuevo para mí, no era como la secundaria, que ya conocías a tus compañeros por que ibas con ellos desde chica, pero tomamos aire y decidimos entrar, fuimos hasta la cartelera para ver donde tendríamos clases, al encontrar nuestros nombres nos dimos cuenta que estábamos en aulas separadas, y me entristeció muchísimo, ya que desde primer grado Juliet era mi compañera de banco, nos dimos un fuerte abraso como de un minuto.
-¡Te voy a extrañar Juliet! –Como si fuese que no nos veríamos por mucho tiempo-
-¡Yo también Emma! Apurémonos que llegaremos tarde…
-Que raro vos diciendo eso!
-Solo porque es el primer día, ya me conoces! –Se rio y se fue.
Sabía que iba a extrañarla, pero era todo un reto hacer algo yo sola, aprender a hacer las cosas yo sola, sería difícil, pero sabía que podía hacerlo.

Entre al aula, me senté junto a la ventana, saque de mi bolso los libros, y luego entro el profesor, definitivamente el más denso que conocí, pero intente prestarle mucha atención, hice anotaciones en el cuaderno, mire el reloj, y solo había pasado media hora… La clase se hizo larguísima, apenas toco el timbre, Guarde mis cosas rápido, y Salí a encontrarme con Juliet. No podíamos parar de hablar, parecía que recién nos habíamos visto después de años, el recreo se paso re rápido, volvimos a clase, Otra vez se paso re lenta la hora, hasta que llego la hora de irnos, guarde mis cosas, Salí, y no encontré a Juliet, y la vi hablando con unos chicos, ¡qué raro ella! Pensé.
La llamé, nos fuimos hasta la estación de trenes, y nos despedimos ya que ella se había alquilado un departamento cerca de ahí, para no tener tanto viaje.
Estaba tan agotada, no veía la hora de llegar a casa, llegué, deje mis cosas sobre la mesa, y comí un poco, para luego hacer mis deberes, llegó mi madre y me agobio con todas sus preguntas de ¿Como me fue? ¿Qué me pareció la universidad? ¿Que materias tuve? Etc. No entiendo porque las madres son tan cargosas, pero sabía que si no le contestaba, me iba a seguir molestando. Le conté que no estaba con Juliet, que era muy aburrido no tener con quien comentar cosas en el aula, etc.
Apenas termine mis deberes me bañe y me fui a acostar rápidamente.
 A la mañana siguiente me costó mucho levantarme, fui al baño, y ¡por Dios! Mi cara peor que nunca, me cepille el pelo, me lo ate, me lave la cara, fui al cuarto, me cambie así no mas, porque no era de esas chicas que le importaba su aspecto, de todas formas seguía siendo fea, aparte, iba a aprender, no a buscar novio, me puse las zapatillas, desayune rápido por que mi madre me obligaba a hacerlo, ya que si fuera por mí no lo hago, es perder el tiempo, fui a buscar un libro para leer en el viaje ya que eran como 10 estaciones, elegí uno de Nicholas Sparcks que me encantaba, agarre mi bolso, y de nuevo a la estación, sigo pensando porque la gente se desespera tanto en subir al tren, si de todas formas lo va a hacer.
Llegue a la universidad, y Juliet, tarde como siempre, hicimos lo mismo que el día anterior. Hasta que llego el Jueves… Era inexplicable mi cara, no podía estar peor, pero como ya dije: Voy a la universidad a estudiar, no a buscar novio. De nuevo con ese mundo de gente en el tren, pero este día tuve suerte, una estación después alguien se bajo y logre sentarme.