sábado, 21 de mayo de 2011

Tus besos saben tan amargos cuando te ensucias tus labios con mentiras otra vez. Dices que te estoy haciendo daño y que, con el paso de los años, me estoy haciendo más cruel. Pero es que yo nunca creí que te vería remendando mis heridas con jirones de tu piel. De tí aprendió mi corazón y ahora no me reproches que no sepa darte amor. Me has enseñado tú. Tú has sido mi maestro para hacer sufrir. Si alguna vez fui mala lo aprendí de tí. No digas que no entiendes cómo puedo ser asi; si te estoy haciendo daño, lo aprendí de ti. Me has enseñado tú y maldigo mi inocencia y te maldigo a tí. Maldito el maestro y maldita la aprendiz. Maldigo lo que amo y te lo debo a tí. Y ahora me duelen tus caricias porque noto que tus manos son cristales rotos bajo mis pies